¿Os he contado alguna vez que soy Pesto adicta?
Pues sí, el pesto es uno de mis vicios confesables, cuando me independicé (¡hace ya 20 años!) lo comía prácticamente a diario, me volvía loca y además no me cansaba nunca de él.
Es un plato rápido, práctico y que se puede hacer y guardar en la nevera varios días en un bote de cristal y nos salva algunas noches de esas que da mucha pereza cocinar.
Además es un plato súper versátil, que admite un montón de variaciones y que nunca defrauda.
Yo suelo hacerlo con los frutos secos que tenga por casa, ya sean almendras, anacardos, nueces, avellanas, piñones, pipas de calabaza…
Se le puede añadir kale, espinacas, brócoli, rúcula…
Os dejo la receta básica, pero con las ideas que os he dado aquí arriba podéis hacer la variante que más os guste o más os apetezca.
Ingredientes:
1 manojo de albahaca
50 gr de piñones ( u otro fruto seco)
1 diente de ajo
1 cucharada de levadura de cerveza en copos (opcional)
1 diente de ajo
Aceite de oliva
Sal
Preparación:
Pondremos los piñones en una sartén a fuego muy bajito para que se tuesten un poco, con mucho cuidado, se queman con mucha facilidad.
En una batidora colocaremos las hojas de albahaca, el diente de ajo, la levadura (esto es opcional, yo se la pongo para sustituir el sabor del queso), los piñones y un buen chorro de aceite de oliva.
Trituraremos e iremos añadiendo aceite de oliva hasta que tengamos la textura deseada, no tiene que quedar ni muy líquida ni muy espesa.
Es perfecta para acompañar pastas, para lasañas, se puede poner encima de pizzas, tostadas, ensaladas…
¡Buen provecho!
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