¿Os he contado alguna vez que soy Pesto adicta?
Pues sí, el pesto es uno de mis vicios confesables, cuando me independicé (¡hace ya 20 años!) lo comía prácticamente a diario, me volvía loca y además no me cansaba nunca de él.
Es un plato rápido, práctico y que se puede hacer y guardar en la nevera varios días en un bote de cristal y nos salva algunas noches de esas que da mucha pereza cocinar.
Además es un plato súper versátil, que admite un montón de variaciones y que nunca defrauda.
Yo suelo hacerlo con los frutos secos que tenga por casa, ya sean almendras, anacardos, nueces, avellanas, piñones, pipas de calabaza…
Se le puede añadir kale, espinacas, brócoli, rúcula…
Os dejo la receta básica, pero con las ideas que os he dado aquí arriba podéis hacer la variante que más os guste o más os apetezca.