Hola lechuguitas!
Esta tarta la hice hace ya unos meses, pero la había ido dejando y dejando porque a mi no me entusiasmó, como muchos postres crudiveganos me resultó extremadamente empalagosa, no es que estuviera mala, eh? Pero para mi es demasiado, yo no soy de comer dulce, así que mi opinión sobre los postres no cuenta mucho jajaja.
No es excesivamente complicada y es cierto que queda una tarta muy resultona. También se puede hacer en moldecitos pequeños y servirla como porciones individuales.
Os la dejo y si os aventuráis a hacerla me contáis qué os ha parecido.
Ingredientes:
1 taza de dátiles sin hueso
1 taza de almendras y nueces
1/2 taza de coco rallado
2 tazas de anacardos remojados toda la noche o una hora en agua hirviendo
1/4 de taza de aceite de coco derretido
1/3 de taza de sirope de agave
El zumo de un limón
3/4 de taza de leche de coco (la parte grasa de la lata es perfecta)
1 vaina de vainilla
150 gr de frambuesas frescas
Preparación:
Forramos el molde que vayamos a usar con papel de horno. Yo usé uno redondo de los que se les quita la base, pero un molde de silicona también os sirve, una vez congelada la tarta es fácil de desmoldar.
En un procesador de alimentos (o trituradora) mezclamos los dátiles, las nueces y almendras y el coco rallado y trituramos hasta que quede una bola de masa. Si está muy seca podéis añadir más dátiles, o un poco de sirope de agave para que se junte.
Colocamos esta masa en la base de la tarta, apretando para que quede bien compacta.
En el procesador de alimentos o trituradora ponemos los anacardos (colados), el aceite de coco, la leche de coco, el sirope de agave y el zumo de limón y trituramos hasta que quede una crema sueve y cremosa.
Añadimos las semillas de la vaina de vianilla, tenéis que hacerle un corte a lo largo y luego raspar el interior, raspamos bien para aprovechar todas las semillas y la vaina la desechamos.
Mezclamos bien para que la vainilla se integre.
Colocamos la mitad de esta crema encima de la base de frutos secos y y le añadimos aproximadamente 1/3 de las frambuesas, de una en una empujándolas para que queden cubiertas con la masa y a intervalos, para que no queden todas en el mismo lugar de la tarta.
Congelamos más o menos una hora.
Al resto de crema que tenemos en la licuadora todavía le añadimos el resto de frambuesas y trituramos.
Sacamos la tarta del congelador y nos aseguramos de que esté sólida antes de añadirle la última capa, para que no se emzclen los colores.
Cubrimos con la crema rosa y alisamos para que quede bien plana. Congelamos.
Dependiendo del congelador necesitará más o menos tiempo para solidificar, yo la tuve unas dos horas.
Desmoldamos y servimos congelada.
Ojo!! Esta tarta a temperatura ambiente se desmonta, así que hay que sacar y servir al momento, podéis guardar en el frigorífico o en el congelador, si la tenéis en el congelador será tarta helada y si la dejáis en el frigo será como un «pastel de queso», pero es importante que no quede a temperatura ambiente, pues se deshace bastante rápido.
Espero que os haya gustado. Si tenéis alguna duda, ya sabéis!!
4 Comments
Ángela
noviembre 2, 2015 at 11:32 amTiene muy buena pinta! !!
Melina
noviembre 17, 2015 at 4:51 amQue pintaza madre mia!!!!!
martagual
noviembre 18, 2015 at 9:44 amGracias!! 🙂
Alicia
febrero 26, 2018 at 3:28 pma mi las tartas crudis me encantan, yo soy empalagosa como ellas, me flipa que con un trocito te quedes llena y a gusto, además de comer tarta sana, eso es lo más, jeje. muy bonita la tuya, con las dos capas y las frambuesas en medio, entra por los ojos